UNA TéCNICA COMERCIAL DE SETECIENTOS AñOS DE ANTIGüEDAD
En pocas palabras, la contabilidad por partida doble consiste en que cuando se registra la suma de una transacción, se hacen anotaciones en dos cuentas: en la de la columna de los activos y en la de los débitos, de modo que la suma de los débitos es exactamente igual que la suma de los activos. La denominación de «partida doble» viene de esta doble anotación de cada transacción, un uso que se distingue de las técnicas contables anteriores, con simples registros como los sistemas de cargo en cuenta y el de liquidación, en los que bastaba con anotar lo que determinada persona sacaba o ponía en, por ejemplo, una finca o una ciudad. La idea tras registrar cada transacción dos veces es la de poder rastrear qué tipo de dinero ha recibido la empresa (por ejemplo, para diferenciar una venta del pago de una deuda) y los fines para los que ha sido empleado ese dinero (por ejemplo, la compra de mercancías, el pago de salarios, o el cobro de una deuda), y más generalnmente, para poder darle seguimiento a la forma en que cada transacción individual influye sobre lo que la empresa posee, así como lo que debe; o sea, su estado económico.
La técnica de la contabilidad por partida doble fue desarrollada originariamente por mercaderes italianos a inicios del 1300. Las sociedades habían aumentado en número, así como las relaciones comerciales con el extranjero, lo que hizo que las actividades comerciales y bancarias a nivel internacional se ampliasen y se volviesen más complejas. Los comerciantes ya no podían confiar sólo en su memoria a la hora de manejar sus contratos. Por ello comenzaron a desarrollar un sistema que les hiciera posible, ya el controlar a quién le debían dinero y quién les debía a ellos, ya el calcular y rendir cuentas acerca de la manera cómo las diferentes partes de una expedición comercial conjuntamente financiada debían repartirse las eventuales ganancias de una empresa tal. Para esos fines inventaron y desarrollaron el conciso y preciso sistema de registro de transacciones comerciales que hoy llamamos contabilidad por partida doble.
El trabajo de desarrollo de dicho sistema tomó varios siglos y tuvo lugar con la cooperación de las elites universitarias. Por ejemplo, en el año de 1494, el monje franciscano Fra Luca de Paciolo publicó, como parte de su Summa de Arithmetica, Geometria, Proportioni et Proportionalita, una obra acerca del conocimiento matemático de la época, la primera compilación y formulación de la técnica de la contabilidad por partida doble, o para usar sus propias palabras, «el sistema que se usa en Venecia» de modo que «los súbditos del Duque de Urbino puedan tener acceso a todas la reglas que necesitan los mercaderes de éxito». El tratado de Paciolo escasamente logró mejorar la praxis comercial de la época, y se ha podido demostrar que su enfoque dejaba de lado importantes refinamientos que los mercaderes venecianos habían agregado a la técnica a través de los siglos, como la revisión de los balances y la instauración de reservas y provisiones. Pero Fra Paciolo había logrado hacer la primera descripción sistemática de la técnica, y gracias a una retórica lo suficientemente poderosa como para disipar las sospechas medievales hacia el comercio y con el apoyo de la naciente técnica de la imprenta, su tratado sobre la contabilidad por partida doble en la Summa Arithmetica fue traducido (y hasta plagiado) y se convirtió en todos los sentidos en el primer y probablemente el más grande best-seller de la economía empresarial de todos los tiempos.
El método veneciano -tal y como primero fue conocida la contabilidad por partida doble bajo la influencia de Paciolo- se difundió entre los comerciantes y banqueros del Renacimiento. Con la dominación imperialista de Europa en lo cultural, económico y militar, la técnica se expandió hacia otros continentes, sobre todo en las huellas de la revolución industrial. Exigencias cada vez más precisas fueron impuestas a las empresas industriales y comerciales de los siglos diecinueve y veinte (en especial, a las sociedades anónimas) para que de manera sistemática y por lo tanto, confiable pudiesen rendir cuentas de sus actividades y sus estados financieros en la forma de balances de cuentas y resultados realizados con la técnica de la contabilidad por partida doble. A través de los años la contabilidad por partida doble ha recibido un apoyo incomparable en lo teórico, en lo jurídico y en lo profesional. Por ejemplo, aún cuando no se la nombre explícitamente, ésta se da por sentada, tanto por las legislaciones nacionales como por las internacionales (por ejemplo, la Ley Sueca de Rendición Anual de Cuentas y la Ley de Contabilidad, así como los principios de la Unión Europea para la harmonización de las leyes nacionales de contabilidad) que regulan la manera cómo empresas y entes estatales deben informar de su actividad económica. Hoy su alcance es mundial. En setecientos años, la técnica de la contabilidad por partida doble se ha desarrollado en algo tan único como un paradigma universal para el registro, la condensación, la presentación y el archivo de las transacciones mercantiles.
EL SISTEMA DE NOTACIóN DEL CAPITALISMO
Como técnica comercial, la contabilidad por partida doble obedece a palabras de honor como control (sobre todo de aquellos que la realizan), comprensión (de las transaciones comerciales) y valoración (de la empresa). Una razón de la existencia de la contabilidad por partida doble es el que posibilita a aquel interesado en una actividad económica (ya sea empresario o inversionista, proveedor o inspector de hacienda) el rastrear el origen de los recursos y su uso, el controlar quién controla qué, y eventualmente rastrear y corregir decisiones, tanto incorrectas como de carácter ilegal. También se trata, como parte de un proceso creador de significado, de alcanzar una comprensión valorativa de la empresa en cuestión, por ejemplo a través del establecimiento de un balance de cuentas y resultados. El balance da una imagen del estado económico de la empresa (con los fondos activos por un lado, y las deudas y el capital propio por el otro), mientras que el resultado describe los eventos del período en cuestión (empezando, a grandes rasgos, con los ingresos y deduciendo luego los diversos costos contraídos por la empresa a lo largo de su actividad).
Como forma de representación, la contabilidad por partida doble obedece a consignas similares. Por su misma construcción, la contabilidad por partida doble produce siempre una representación de la empresa que es perfectamente balanceada, simétrica y racional (sin, por supuesto, que aquello que se describe necesariamente se encuentre en equilibrio). El desequilibrio y la asimetría son signos de error o fraude.
«Los libros no se pueden cerrar si el debe no es igual al haber» -Fra Luca Paciolo hizo de la contabilidad por partida doble en su Summa de Arithmetica una parte de la matemática euclidiana y así afianzó la técnica en un orden general del mundo de ordenamiento, equilibrio y simetría que en ese entonces se creía poder entrever en las matemáticas. Uno puede verse tentado a percibir en la contabilidad por partida doble expresiones de esa misma fe renacentista en la harmonía del mundo tal y como se expresa en el elegante y aún actual trabajo que Fra Paciolo nos legó en su segunda gran obra, De Divina Proportione (cuyo título en sí es un programa estético), en la Última Cena de Da Vinci (sobre la que Paciolo pudo haber influido en su carácter de profesor de matemáticas del pintor en ese tiempo), o en la catedral de Santa Maria del Fiori en Florencia (completada en 1461).
Sin embargo, sería un reduccionismo el ver a la contabilidad por partida doble sólo como una de las formas de representación del Renacimiento. La técnica nació en el medioevo europeo pre-románico y sólo es una veintena de años más joven que la epopeya de la Canción de Rolando. Como patrón del pensamiento, por cierto que la contabilidad por partida doble no fue agraciada sino hasta el Renacimiento y luego por la influencia de las ideas del período de la iluminación. Pero fue la revolución industrial la que sentó las bases económicas que hicieron que la técnica se desarrollase de ser una basada en empresas comerciales hasta centrarse en empresas industriales. La técnica se desarrolló, tanto durante el romanticismo, como durante el academicismo, a medida que la burguesía occidental llevaba adelante su interés político de asegurar el valor de sus riquezas (como en el Conde de Montecristo de Alejandro Dumas el viejo, o en Dinero de Emile Zola). Sistemáticamente, se ha extendido hacia diversas formas de actividades económicas durante el modernismo, y ha adquirido estatus legal sancionado al mismo tiempo que el arte moderno fue suficientemente legítimo como para hacer entrada en los museos del mundo. Continuamente mejorada como técnica, la contabilidad por partida doble como forma fundamental de representación ha permanecido inamovible en sus principios durante varios cientos de años de historia del arte occidental, en la práctica intocada por el desarrollo del arte. Al menos hasta la postmodernidad...
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