En el ámbito de Historia de la Contabilidad aún hoy en día existe entre los investigadores un gran interés por indagar en el origen y las razones que justifican el uso de los 2 métodos contables por excelencia: la «partida doble» y el «cargo y data». Si bien este último es el que con más frecuencia aparece en los registros contables de los sujetos estudiados en diferentes períodos, su abundancia, su simplicidad técnica y su escaso nivel informativo hacen que disminuya a priori su interés para la investigación. Lo contrario ocurre con la partida doble, ya que la escasez de muestras en sus inicios, la complejidad técnica y su perfección como instrumento informativo es lo que justifica que las muestras más antiguas de este género sean vistas como raros ejemplares, sobre todo si son anteriores a la publicación de los primeros tratados.
Mientras que sobre la partida doble se conocen varios tratados, los aspectos relativos al cargo y data proceden de las conclusiones extraídas del estudio de las numerosas muestras conservadas en los archivos y las simples alusiones que a este se hacen en los documentos contables. Según reconoce Hernández Esteve (2007: 223), no se ha encontrado un manual específico sobre el cargo y data, y los que se conocen son textos insertos en libros de objetivos más amplios.
De los resultados obtenidos en los diferentes trabajos de investigación se podría decir que es de opinión generalizada que ambos métodos representan 2 formas de llevar la cuenta y razón, siendo la partida doble el método más evolucionado o perfecto, a diferencia del cargo y data, al que se ha calificado como partida simple, método clásico, o incluso se ha dicho de él que es imperfecto y antiguo. De hecho, algunos autores no dejan de afirmar que se trata de una contabilidad primitiva que se mantuvo en España por la escasa divulgación de la partida doble fuera de los territorios italianos. Así lo explica Mayordomo, que hace una diferenciación entre la contabilidad de la Primitiva Taula de Canvis de Valencia, ligada al cargo y data, y la Nova Taula, vinculada a la partida doble (Mayordomo García-Chicote, 2003: 4).
La sustitución del cargo y data por la partida doble es considerada por los investigadores como el paso de la tradición a la modernidad contable para cada una de las entidades estudiadas, como la Hacienda Real en 1592 (Hernández Esteve, 1985a), la Casa de Contratación de Indias en 1557 (Donoso Anes, 1992, Donoso Anes, 1994) o el Ayuntamiento de Sevilla en 1570 (Rubín Córdoba y Mallado Rodríguez, 2003), por citar las muestras de partida doble más tempranas en España. Concretamente en el caso de la Contaduría Mayor de Hacienda, Hernández Esteve (2005a) señala que la partida doble se planteó como un método alternativo a la fracasada contabilidad de cargo y data.
Sin embargo, aun cuando el método de partida doble era suficientemente conocido, el cargo y data permaneció hasta épocas relativamente recientes en entidades tanto públicas como privadas. Así, fue un procedimiento regulado para diferentes ámbitos de la administración pública, manteniéndose en las administraciones reales, señoriales, municipales y judiciarias a lo largo del tiempo (González Ferrando, 1988: 191). También era utilizado en la contabilidad de entidades sin fines lucrativos, como ha quedado demostrado para el Hospital de Santa Marta en Sevilla (siglos xv a xvi) (Hernández Borreguero, 2008), el Hospital de San Julián en Albacete entre 1838 y 1859 (López Pérez y Pérez Morote, 2007), el Hospital de la Caridad en La Coruña en el siglo xviii (Salvador Montiel y Ruiz Lamas, 2011), y en entidades religiosas, como en la parroquia de la Villa de Agüimes (1730-1830) (Calvo y Castro, 2005), en la santa capilla de san Andrés en Jaén (1650-1900) (Lillo Criado y Álvarez López, 2006), en el Monasterio de Silos en la Edad Moderna (Maté, Prieto y Tua, 2008), en el Monasterio de Oseira (1614-1698) (Gallego, Rivero y Ramos, 2007), en la Fábrica de la Catedral de Segovia en el siglo xvi (Cillanueva de Santos, 2008, Cillanueva de Santos, 2010) o en la Catedral de León (1880-1901) (Rodríguez, Morala, Gutiérrez y Fernández, 2010), entre otros.
La opinión unánime es que el cargo y data era un sistema orientado a la rendición de cuentas a terceros que jugó un papel decisivo en el control, razón por la cual se mantuvo en el tiempo (Hernández Esteve, 2007: 163). De hecho, Carmona, Céspedes y Donato (1997: 470-472), al estudiar la contabilidad de las Salinas de Roquetas (1800-1803) advierten que aun con la reforma de la organización burocrática más compleja el método servía al negocio para evitar fraudes y malversaciones. También la mayoría de los autores coinciden en señalar que pese a ser un método anticuado en muchos casos, el cargo y data resultaba suficiente y suministraba los datos necesarios y precisos, tanto en la vertiente informativa como para la posible toma de decisiones. Otros autores, además de estas generalidades, hacen hincapié en nuevas excelencias del cargo y data, señalando que era fácil de usar y no requería una formación especializada (Carmona Pidal, 2001: 251 y 252); permitía determinar la renta generada, señalando los ingresos y gastos y, en otros casos, las entradas y retiradas de efectivo Capelo Bernal (2007: 473), y facilitaba el control de los ingresos y los pagos realizados, la persona que los percibía, si era por la cantidad correcta y cómo se empleaban (Calvo, 2005: 178).
Poniendo en relación las investigaciones sobre uno u otro método, se puede afirmar que la partida doble y el cargo y data son 2 opciones para llevar la cuenta y razón, que se aplicaron una u otra en función de las necesidades del sujeto contable (Lemarchand, 1994)1. Más concretamente, dependiendo de si la orientación era la rendición de cuentas a los principales sobre la gestión de los bienes y haciendas confiados a su cuidado o el seguimiento de la marcha global de los negocios, el sistema contable era diferente, adoptando el cargo y data o la partida doble, respectivamente (Hernández Esteve, 2005b: 104).
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